7 de mayo de 2013

Entre el mar y la montaña.

Desde los Alpes, viajamos a toda velocidad en tren hasta Hakodate, todo el día de viaje para atravesar la zona norte de la isla de Honshu. Una zona que preferimos evitar dada la proximidad de la central nuclear de Fukushima. Cualquiera se fía de las recomendaciones de un gobierno; incluso el japonés que parece tan ejemplar, tiene conductas recriminables, como esconder información o maquillarla. Todavia se ve gente en las calles de Tokyo recogiendo aportaciones para los damnificados por el tsunami. Por la tele eso sí, nos venden la eficiencia y el buen hacer. Los políticos, una clase para dar de comer a parte.
Llegamos a la isla de Hokkaido en tren, gracias al túnel submarino de Seikan, de 53 km, 23 de los cuales bajo el oceano y cuyo punto más profundo está a 240 m bajo el nivel del mar.
En Hakodate, una pequeña y agradable ciudad del sur de Hokkaido (al igual que nuestra habitación), conocimos a Masuzo, un japonés que habla y canta perfectamente español; un amante de la música española, que nos ayudó con un problemilla y nos descubrió algunos de los secretos de la ciudad.
La presencia de extranjeros debido al comercio portuario durante finales del S XIX, ha dejado una mezcla de estilos en las construcciones; iglesias ortodoxas, católicas y templos budistas se mezclan entre construcciones victorianas. Las más curiosas, las casas de dos pisos, con la planta baja de un clásico estilo japonés y la planta superior de estilo occidental.
Hakkodate rodeada de montañas nevadas y de mar, tiene una atmosfera especial.






















1 comentario:

KUKI dijo...

Ostres, m'acabeu de convèncer.......
Cada vegada m'agrada mes Japó...!!!
Juro que hi tornaré, es meravellós..
No us oblideu del rellotge solar..!!
Funciona sol perquè es solar, ha,ha.