4 de julio de 2013

¡Las cabras no nos dejan dormir!

Las cabras estuvieron pastando toda la noche al lado del Ger no dejándonos dormir con sus ruidos y sus frotamientos contra la lona. Damos un paseo matinal antes del desayuno por los Gers vecinos antes de partir, observando las tareas cotidianas. En la ruta, de repente la pista se acaba, estamos en lo alto de un altiplano y bajo nuestros pies se extienden coloridas formaciones; descendemos para caminar entre ellas observando el vuelo de los cernícalos.
Otra pequeña ciudad y parada a comer, de nuevo cordero esta vez en forma de buzz, una especie de tortelinis gigantes.
Por la tarde, nos sorprende una tormenta mientras caminamos entre unas formaciones graníticas de curiosas formas. Nos protegemos debajo de una roca mientras disfrutamos de los cielos tormentosos. De repente, un aguila vuela sobre nuestras cabezas, seguimos caminando entre las rocas y a no mucha altura descubrimos un nido de águila. Nos acercamos cautelosos y escondidos entre las rocas pasamos horas observando la vida dentro del nido.
La mañana siguiente, salimos hacia Ulaan Baator y mientras el coche avanzaba, en silencio, íbamos recordando los buenos momentos e imágenes que nos ofrecieron estos siete días.

































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