28 de noviembre de 2013

Pueblos de Mesopotamia.

A seis kilómetros de Mardin está el monasterio de Deyrulzafaran, una buena excusa para salir a caminar y disfrutar del paisaje. Coincidimos con una pareja de belgas en el camino. Sólo llevamos tres km. de camino, cuando una furgoneta de reparto de chucherías, se detiene y nos invita a subir. Los tres km. restantes pasan rápido mientras charlamos con el conductor, quien nos regala un montón de chicles y caramelos. Nos despedimos de él y visitamos el monasterio. Perteneciente al antiguo patriarcado sirio ortodoxo, actualmente asentado en Damasco, aún se mantiene activo con monjes que todavía realizan las misas en arameo, la lengua que dicen que hablaba Jesucristo...
De regreso, de nuevo un vehículo se detiene, una pick-up nos pregunta si nos lleva. Ok, está bien, habíamos salido a caminar, pero ha resultado un "fracaso" por la amabilidad de la gente. Es difícil decir no. Es algo complicado, en algunos países, explicar el querer andar por placer cuando para ellos ha sido siempre una necesidad...









Como no estamos muy cansados nos vamos a pasear de nuevo por Mardin, dedicando más tiempo al bazar, curioseando y hablando con la gente de las tiendas que nos invita a tomar té. Por la noche, como premio por no haber caminado, cenamos un Pide, la pizza turca.
















Al día siguiente, buscamos otra excusa para salir a caminar. Savur, un pueblo a 60 km de Mardin, al que llegamos en minibus por una estrecha carretera llena de controles y puestos militares; en cada pueblo un pequeño cuartel, como viene siendo habitual desde que entramos en el Kurdistan.
Savur, una miniatura de Mardin y un ambiente más rural. Situado en la ladera de una montaña con un bonito paisaje invernal de almendros y olivos que nos recuerda a... aunque algo más seco. Subimos al castillo, bajamos al río, volvemos a subir por otra calle, tomamos un té. Es bastante frecuente que la gente te invite a tomar té, algo peligroso si eres de esas personas a las que el té te desvela...
De regreso, compramos una botella de vino turco, hecho por los sirios católicos, unos kebabs y cenamos cómodamennte en el suelo de la habitación.














1 comentario:

DIANA dijo...

GUAPUUUSSSS!!!!!!